viernes, 23 de abril de 2010

El pintor rompe la maldición

Pintar sobre una imagen puede ser un gesto anárquico,
un contraataque. Pero también puede ser un acto mágico
que procede de una timidez ancestral ante la fotografía.

Uno podría desgarrar una foto antigua para defenderse
del presente engañoso allí representado. Pero no se
suelen desgarrar las fotos; la vieja magia sigue presente
en esta inhibición. Algo ha sobrevivido de la maldición
que hace que el salvaje se resista tímidamente a ser fotografiado.
Lafoto roba el alma. Pintar sobre una fotografía supone lo contrario.

¿Qué son las fotografías pintadas?
¿Acaso no son más que irrupciones
del óleo que intentan compensar la fijeza de la foto
para aumentar su fascinación?
¿Irrupciones de lo no figurativo, del dolor, los fuegos y las
olas que, aparentemente, regresan a la vida desde una
realidad muerta, haciendo que fluyan y amenacen a base de
recubrirlas a medias?

Botho Strauss